miércoles, 7 de marzo de 2012

Lecturas TR: El lectoespectador [VIII]

El grueso de «El lectoespectador» lo encarna la que quizá sea la parte más sustancial del libro: una mirada panóptica sobre el fenómeno de la literatura textovisual. Es, por lo menos, la zona teórica donde VLM deposita su más alegre entusiasmo y optimismo tecnológico. Y es que, guiándonos por la topografía de obras y autores que se nos muestran, es difícil decir que no está pasando algo. Ese algo, aún indefinido (debido a la pereza de buena parte de la crítica literaria actual) viene a formalizarse -a hacerse pensable, diríamos- en las apuestas conceptuales de VLM, trasuntadas en un conglomerado de neologismos (pantpágina, internexto, Pangea, etc) que reconfiguran el espacio de lo literario haciéndolo expansivo hacia otras áreas. 
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Hay que rescatar un valor micropolítico: el hecho de atreverse a pensar la actualidad del campo literario en vivo, sin distanciamiento histórico. La inmediatez que supone esta empresa no está exenta de riesgos, pero como afirma nuestro autor, es peor abandonarse a la negación de no hacerlo.
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Sobre todo: se trata de concebir la obra literaria como artefacto construido con materiales de diversa naturaleza, y no sólo materia verbal. La imagen, siempre tan cuestionada, se impone como el significante propio de nuestro presente: todo apela a ella. La progresiva admisión de este síntoma de época en el arte literario establece el triple corte cronológico sobre el que se funda una taxonomía de la literatura contemporánea: tardomodernismo, posmodernismo y etapa pangeica
Los libros propios de este último momento hacen comunión con la imago, en una imbricación significante que no renuncia a las numerosas posibilidades expresivas derivadas de las múltiples tecnologías digitales con las que contamos hoy. No sólo por la inclusión de imágenes en el texto, sino principalmente por considerar a la página un espacio de diseño que se puede construir a voluntad, mediante la intervención de la maquetación y disposición del texto. Claro, en este sentido la obra por antonomasia es House of Leaves, la novela multidimensional de Mark Z. Danielewski.
Escritura pangeica: el diseño textual concibe la página como espacio formateable
Además, está el factor de la continuidad. Lo pangeico no reconoce límites y, por el contrario, tiende vectores de conexión entre artes y disciplinas. Un ir y venir deslizante a través de diferentes prácticas que, vinculadas creativamente, ansían cierta globalidad.

viernes, 2 de marzo de 2012

Lecturas TR: El lectoespectador [VII]

Pensar la imagen y pensar mediante la imagen. En el último capítulo de su libro, VLM explicita lo que podría ser su íntimo manifiesto poético: el juego de variables estéticas que proponen una suerte de hermenéutica para explicar su propio proceso creativo. 
Siendo concretos, digamos que la idea fundamental es ésta: la palabra no basta. O mejor dicho: el régimen verbal es tan sólo uno -entre varios- de los métodos de significación que están a nuestra disposición para encarnar la realidad poética, por lo cual restringirnos únicamente a esa perspectiva singular es también recortar el horizonte de posibilidades del hecho escritural. Y a nivel subjetivo, se corresponde con el sentimiento de castración por no poder expresarse en una dimensión compleja. 
Estética de la imagen, entonces, en doble sentido: yuxtaposición de texto e imagen vinculada, y sobre todo, texto convertido en imagen. La espacialización de la palabra en el cuerpo de la página adquiere categoría poética, pues en ella se formaliza un dispositivo semiótico: artefacto textovisual que despliega sentido en virtud de su propia disposición. La visión constituye así un eje sobre el cual se articula la experiencia lectoespectadora, que comparte tanto los beneficios de la verbalidad como de la iconografía. 

Podríamos considerar este capítulo un cuaderno de notas hecho público: retazos de ideas que traman como motivo un proyecto estético personal (y una ética literaria asociada a él) que justifica la posición elegida por VLM en el escenario de las letras actuales. Es también la creación -astuta, deliberada- de un mito de origen: la sucesión de nombres que aparecen citados en el texto son la raíz genealógica que nuestro autor selecciona como antecedentes legítimos de su proceder poético.